El Hablar en Lenguas
Por David K. Bernard
Capítulo 9 del libro El Nuevo Nacimiento
“Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras
lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen” (Hechos 2:4).
Una Definición del Hablar en Lenguas
Hablar en lenguas es “el don sobrenatural de hablar en otro idioma sin haberlo
estudiado o aprendido.” [1] La palabra griega que es la base de esta frase es
glossa, que significa lengua, ya sea como el órgano del cuerpo o como un
idioma. Un término teológico moderno que se utiliza para referirse al hablar en
lenguas es glossolalia. Algunas versiones modernas traducen la frase “hablar en
otras lenguas” como “hablar en lenguas extranjeras” (Moffat), “hablar en
idiomas extranjeros” (Goodspeed), y “hablar en idiomas diferentes” (Phillips).
El Nuevo Testamento contiene cuatro pasajes que indiscutiblemente describen el
hablar en lenguas: Hechos 2, Hechos 10:44-47, Hechos 19:6, y 1 Corintios 12-14.
En cada uno de estos casos, los que hablaron en lenguas lo hicieron por el
poder del Espíritu de Dios, “según el Espíritu les daba que hablasen” (Hechos
2:4).
Hablar en lenguas no es galimatías o meramente una pronunciación ininteligible
o extática sin un propósito objetivo. Los que hablan en lenguas hablan en idiomas
genuinos, aunque los que hablan no entienden lo que están diciendo. Muchas
veces los observadores reconocen estos idiomas (Hechos 2). Los idiomas pueden
ser de naturaleza humana o angélica (1 Corintios 13:1). Hablar en lenguas no es
un fenómeno accidental, inaplicable, insignificante, o raro; es un don de Dios
y una parte significativa del plan de Dios para la iglesia neotestamentaria.
Isaías 28:11-12
Isaías predijo el papel de las lenguas en la iglesia: “Porque en lengua de
tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo, a los cuales Él dijo:
Este es el reposo; dad reposo al cansado; y este es el refrigerio; mas no
quisieron oír” (Isaías 28:11-12). El reposo y el refrigerio son el bautismo del
Espíritu Santo (Hechos 2:38 con 3:19), e Isaías predijo que la lengua del
tartamudo y los idiomas extranjeros lo acompañarían.
Algunos afirman que Isaías se refería meramente a una invasión de Israel por
extranjeros, pero este argumento ignora varios puntos importantes: (1) Isaías
asoció el hablar en lenguas con el descanso y el refrigerio y no con una
invasión. (2) Las palabras de Pedro aún más, asocian este refrigerio con el
Espíritu Santo. (3) Pablo aplicó las palabras de Isaías para referirse al
hablar en lenguas: “En la ley está escrito: En otras lenguas y con otros labios
hablaré a este pueblo; y ni aun así me oirán, dice el Señor. Así que, las
lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos” (1 Corintios
14:21-22). Pablo usó el pasaje de Isaías para enseñar que Dios ha escogido el
hablar en lenguas como una señal para la iglesia neotestamentaria a fin de
animar a los incrédulos a creer en su Palabra.
Si Isaías 28:11-12 sí se refiere a una invasión extranjera en Israel, entonces
tuvo un cumplimiento inmediato (la invasión por Asiria) y un cumplimiento
distante (el hablar en lenguas en la iglesia neotestamentaria). El cumplimiento
doble de la profecía o de la tipología es un suceso tan común en la Biblia que
se conoce como “la ley de la referencia doble.” De todos modos, sobre la autoridad
de Pedro y de Pablo, Isaías 28:11-12 tiene una aplicación válida para la
iglesia neotestamentaria sobre el hablar en lenguas.
Marcos 16:17
Justo antes de la ascensión de Cristo, Él prometió que el hablar en lenguas
seguiría a los creyentes como una señal: “Y estas señales seguirán a los que
creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas” (Marcos
16:17). Algunas versiones traducen “nuevas lenguas” como “nuevos idiomas” (LBA)
o “lenguas extranjeras” (Goodspeed).
Los que se oponen al hablar en lenguas han atacado este versículo dando mayor
énfasis al versículo 18 que nombra otras varias señales: “Tomarán en las manos
serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos
pondrán sus manos, y sanarán.” Algunas sectas pequeñas en la parte sudeste de
los Estados Unidos interpretan este versículo para indicar que los cristianos
deben demostrar su fe tomando en las manos serpientes venenosas, y los
críticos, con el fin de desacreditar el hablar en lenguas, tratan de asociar el
hablar en lenguas con la toma de serpientes. Así ellos dicen, “No entendemos el
versículo 18, por lo tanto no vamos a escuchar el versículo 17.” Sin embargo,
lo mejor que podemos hacer es entender ambos versículos.
El versículo 18 no significa que debemos tomar a propósito en nuestras manos
serpientes venenosas como una prueba de nuestra fe. El ejemplo de la tentación
de Jesucristo por Satanás hace muy clara esta verdad. Satanás citó una promesa
de protección del Antiguo Testamento y exigió a Jesús que intentara el
suicidio para demostrar la verdad de las Escrituras, así como de su propia
justicia (Mateo 4:6). Jesús contestó, “Escrito está también: No tentarás al
Señor tu Dios” (Mateo 4:7). No debemos tratar de obligar a Dios para que actúe de
una cierta manera, y no debemos a propósito buscar los problemas para ver lo
que Dios hará. No podemos probar ni nuestra fe ni su Palabra al tratar de
hacernos daño porque eso no está de acuerdo con su voluntad.
Entendemos que Marcos 16:18 promete la protección en caso de accidentes. Si por
accidente un hijo de Dios es picado por una serpiente, él puede confiar que
Dios lo va a librar. Esto armoniza bien con el resto del versículo 18 que nos
dice que podemos confiar en Dios en los casos de enfermedad o de envenenamiento
accidental. Como por ejemplo, cuando por accidente Pablo fue mordido por una
víbora mortífera, él serenamente la sacudió en el fuego y milagrosamente salió
ileso (Hechos 28:1-6).
Es probable que Marcos 16:18 también tenga una aplicación espiritual que
promete que el creyente tendrá poder sobre los poderes demoníacos. Desde
Génesis hasta Apocalipsis, la Biblia caracteriza al diablo como una serpiente.
Cuando Jesús les dio a setenta de sus discípulos poder sobre los espíritus
malos, Él les dijo, He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones,
y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará” (Lucas 10:19). Es lógico
concluir que Marcos 16:18 promete tanto la protección contra el efecto de las
mordeduras de serpientes como la victoria en la batalla contra los enemigos
espirituales. A la vez, la promesa no nos instruye a tentar a Dios para que
tomemos a propósito en nuestras manos las serpientes como una prueba de nuestra
fe. No debemos tratar de desacreditar el versículo 18 para ignorar el versículo
17, sino que lo que debemos es tratar de entender y aplicar ambos versículos a
nuestras vidas.
Una segunda objeción a Marcos 16:17 es que dos importantes manuscritos griegos
de la Biblia no contienen Marcos 16:9-20. Entonces los críticos dan a entender
que este pasaje no es Palabra inspirada de Dios. Sin embargo, muchos eruditos
conservadores creen que este pasaje es una parte de la Palabra de Dios por las
siguientes razones. [2]
(1) El argumento contra el pasaje está basado principalmente en los dos
manuscritos más antiguos que existen. Ellos son el Códice Sinaíticus y el
Códice Vaticanus. Sin embargo, es un hecho conocido de que ambos contienen
otras añadiduras y omisiones incorrectas. Por ejemplo, los dos contienen varios
libros apócrifos, y el último omite el resto del Nuevo Testamento después de
Hebreos 9:14. También contiene una columna vacía dónde el texto de Marcos
16:9-20 debe estar escrito. La edad de los manuscritos no necesariamente
significa que son más fidedignos. Quizás estos manuscritos no se usaban mucho
debido a una reconocida falta de exactitud, mientras otros manuscritos más
correctos se gastaban debido al gran uso y fueron destruidos cuando se hacían
nuevas reproducciones de ellos.
(2) Un gran número de otros importantes manuscritos contiene el pasaje,
incluyendo al tercero más viejo en existencia, el Códice Alejandrinus.
(3) El pasaje aparece en muchas versiones tempranas, incluyendo la del antiguo
latín, la Siríaca Pesita, la Cóptica, y la Gótica.
(4) Muchos padres de la iglesia temprana, incluyendo a Ireneo, Papias, Justino,
Tertuliano, Hipólito, Ambrosio, Crisóstomo, Jerónimo, y Agustín citaron o
aludieron al pasaje.
(5) El pasaje es consistente con los otros relatos del Evangelio.
(6) Las doctrinas enseñadas en el pasaje son afirmadas en otros pasajes de las
Escrituras.
(7) Es sumamente improbable que a propósito alguien fabricara este pasaje que
contiene las enseñanzas acerca del hablar en lenguas, acerca del poder sobre
los demonios, acerca de la protección divina, y acerca de la sanidad divina. Si
la iglesia no creyera estas doctrinas (como sostienen los críticos del hablar
en lenguas), ¿por qué agregaría alguien este pasaje? y ¿por qué lo aceptaría la
iglesia primitiva?
(8) Marcos 16:8 dice, “Y ellas se fueron huyendo del sepulcro, porque les había
tomado temblor y espanto; ni decían nada a nadie, porque tenían miedo.” Esto
simplemente no parece una conclusión creíble para el Evangelio según Marcos. No
creemos que Dios dejaría dicho relato en esas circunstancias de miedo y
desesperación sin mencionar la resurrección y la comisión de los discípulos.
(9) Probablemente, el pasaje entró en cuestionamientos debido a la desaparición
gradual de la operación de los dones cuando la mayoría de la cristiandad perdió
contacto con el Espíritu Santo. De hecho, algunos críticos modernos lo rechazan
principalmente debido a su contenido.
(10) Si por alguna razón circularon algunas reproducciones del evangelio de
Marcos en una condición no acabada, esto no significa necesariamente que otras
copias no contenían dicho pasaje.
En resumen, simplemente no hay suficiente evidencia para descartar de la Biblia
a Marcos 16:9-20. Debemos aceptar las palabras de Jesús en el versículo 17 tal
como son. El hablar en lenguas es una señal que seguirá a los creyentes
cristianos por todas partes.
El Día de Pentecostés
En el Día de Pentecostés se dio el cumplimiento inicial de las profecías acerca
del hablar en lenguas. En esta ocasión, 120 judíos discípulos de Cristo fueron
bautizados con el Espíritu y hablaron en lenguas; entre ellos estaban los
apóstoles, los hermanos de Jesús, María la madre de Jesús, y varias mujeres:
“Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos unánimes juntos. Y de
repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el
cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas
repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos
llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el
Espíritu les daba que hablasen.” (Hechos 2:1-4).
El sonido sobrenatural llenó el cuarto y esto significó que el Espíritu había
venido a ese lugar para manifestarse de una manera especial y para hacer una
obra especial. Lenguas como de fuego se asentaron en cada individuo y esto
significó que el Espíritu estaba listo para bautizar y para llenar a cada
persona. “Y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, asentándose
sobre cada uno de ellos” (Hechos 2:3). Después de esto, fueron todos llenos del
Espíritu y comenzaron a hablar en otras lenguas según el Espíritu les daba que
hablasen. Hechos 2:4 enseña que el milagro ocurrió cuando el Espíritu se movió
sobre los que hablaban y no sobre los oyentes. Ellos empezaron a hablar en
lenguas sólo después de que el Espíritu hubo entrado, así que el hablar en
lenguas fue la única señal que indicó que cada persona había sido bautizada o
llena con el Espíritu.
El sonido del viento y las lenguas repartidas como de fuego, nunca más aparecen
en las Escrituras. Al parecer estos hechos acompañaron el establecimiento de la
iglesia neotestamentaria y el primer derramamiento del Espíritu de la misma
manera que el relámpago, los truenos, y el fuego habían acompañado la entrega
de la Ley en el Antiguo Testamento (Éxodo 19:16-19). Una vez que Dios había
demostrado que su Espíritu estaba disponible libremente para todos, no había
ninguna necesidad de enfatizarlo nuevamente de esta manera. Sin embargo, a
diferencia del sonido y el fuego, el hablar en lenguas sí ocurre varias veces
en la Biblia. Puesto que la única señal particularmente asociada cuando un
individuo es bautizado con el Espíritu (las otras señales son de
discrecionalidad del Espíritu), el hablar en lenguas tiene una importancia
duradera y una función que las otras señales no tienen.
A fin de celebrar la fiesta de Pentecostés, se encontraban en Jerusalén judíos
de muchas naciones. Cuando los 120 recibieron el Espíritu y empezaron a hablar
en lenguas, muchos de estos visitantes comenzaron a juntarse. Catorce países
extranjeros fueron representados (Hechos 2:5-11). Estos judíos extranjeros
empezaron a oír los diferentes idiomas de sus países nativos y se maravillaron
de que estos galileos incultos pudieran hablar todas esas lenguas extranjeras.
Algunos afirman que Dios hizo este milagro para que los extranjeros pudieran
oír la predicación del evangelio por este medio, pero vemos que poco después,
Pedro entregó un sermón a todos aquellos en un solo idioma. Este idioma
probablemente era el arameo, el idioma materno de todos los judíos en ese
momento, o posiblemente era el griego, el idioma internacional del comercio. De
todos modos, el público no necesitaba del milagro del hablar en lenguas para
traerles el mensaje del evangelio.
En cambio, Dios usó el hablar en lenguas como una señal milagrosa para
mostrarles que Él había dado de su Espíritu. Para abrir su sermón, Pedro usó
las preguntas y los comentarios que se hacía el pueblo acerca de este
acontecimiento del hablar en lenguas, e inmediatamente les dijo que esto fue el
cumplimiento de la profecía de Joel acerca del derramamiento del Espíritu
(Hechos 2:14-21). Más adelante en su sermón, Pedro dijo, “Así que, [Jesús]
exaltado por el poder de Dios, y habiendo recibido del Padre el Espíritu Santo
prometido, ha derramado esto que ustedes ahora ven y oyen” (Hechos 2:33, NVI).
Justamente antes, el público había visto y oído a la gente hablar en lenguas,
entonces Pedro lo enfatizó como la evidencia del Espíritu Santo prometido.
Cornelio Habló en Lenguas
El siguiente relato explícito relacionado con el hablar en lenguas, lo hallamos
en la historia de los primeros gentiles que recibieron el Espíritu: “Mientras
aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que
oían el discurso. Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro
se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del
Espíritu Santo. Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a
Dios.” (Hechos 10:44-46).
Los cristianos judíos que acompañaron a Pedro no esperaban que los gentiles
recibieran el Espíritu Santo de inmediato, porque los judíos tradicionalmente
creían que primeramente uno tenía que convertirse al judaísmo para ser salvo
(Hechos 15:1). A pesar de esta fuerte preconcepción, los judíos que estuvieron
con Pedro tuvieron que confesar que Cornelio y su casa habían de hecho recibido
el Espíritu, porque les oyeron hablar en lenguas. Como dice El Comentario el
Púlpito, “Esta fue la evidencia incontrovertible de que habían recibido del
Espíritu Santo.” [3] No hay ninguna mención ni del viento ni de algo parecido a
llamas de fuego. La prueba indisputable fue únicamente el hablar en lenguas.
Los gentiles que habían recibido el Espíritu también “magnificaron a Dios.”
Esto quiere decir que alabaron a Dios, ya sea en lenguas o bien en su propio
idioma. Si lo alabaron en su propio idioma, fue porque primero habían recibido
el Espíritu. Sin embargo, de manera cierta, la alabanza no fue la señal
milagrosa que convenció a los judíos escépticos.
Pedro informó a la iglesia en Jerusalén acerca de estos eventos, diciendo, “Y
cuando empecé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre
nosotros al principio” (Hechos 11:15). La única señal que Hechos 2 y Hechos 10
tienen en común es el hablar en lenguas, de manera que esta única señal fue
suficiente para convencer a Pedro que los gentiles habían recibido la
experiencia pentecostal.
Los Efesios Hablaron en Lenguas
En Éfeso, los discípulos de Juan el Bautista también hablaron en lenguas cuando
recibieron el Espíritu: “Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre
ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban” (Hechos 19:6).
Este relato demuestra que el bautismo del Espíritu hablando en otras lenguas es
para todos los creyentes. Quizás si contáramos solamente con Hechos 2 y 10, el
hablar en lenguas podría ser explicado como señales que fueron dadas una sola
vez para los judíos y para los gentiles respectivamente, pero Hechos 19 no tiene
ningún valor para sentar precedentes fuera de establecer esta experiencia como
la norma para la iglesia neotestamentaria. En esta escena, el único objetivo
que tenía el hablar en lenguas era el de ser una señal individual para cada uno
de esos creyentes a fin de demostrarles que ellos ya habían recibido la misma
experiencia que había sido dada previamente a otros. El día de hoy, el uso de
las lenguas es tan válido y tan necesario como entonces. No sabemos la razón
por la cual Dios dio la señal de lenguas a los efesios, pero esas razones
permanecen hoy en día.
Después de recibir el Espíritu, estos efesios también “profetizaron”. La
profecía es “declarar la mente y el consejo de Dios” o “declarar la voluntad de
Dios.” [4] Según la Concordancia Exhaustiva de Strong, una definición del verbo
profetizar es “hablar bajo la inspiración”. Esto puede significar el don de
profecía en el cual Dios habla un mensaje directo a través de los labios
humanos (1 Corintios 12:10), o puede significar una predicación ungida, una
alabanza ungida, o un testimonio ungido (1 Corintios 11:4-5; Apocalipsis
19:10).
Tal como los 120 en el día de Pentecostés publicaron las obras maravillosas de
Dios cuando hablaron en lenguas (Hechos 2:11), aparentemente estos efesios
profetizaron cuando hablaron en lenguas. Sin embargo, también es posible que el
Espíritu haya ungido a estos hombres para que hablaran palabras en su propio
idioma luego de haber hablado en lenguas. De todos modos, la profecía vino como
resultado del bautismo del Espíritu pero no fue la señal, como sí lo fue el
hablar en lenguas.
Presentamos las siguientes pruebas: (1) el hablar en lenguas precedió a la
profecía, de manera que el hablar en lenguas fue la señal inicial. (2) Ningún
otro relato del bautismo del Espíritu menciona la profecía, entonces no es una
señal uniforme. (3) Fácilmente se puede identificar al hablar en lenguas como
una señal sobrenatural y milagrosa, pero no se puede identificar de ese modo a
la profecía, sobre todo con respecto a un observador inconverso.
Los Samaritanos Hablaron en Lenguas
En el relato de Hechos 8 no se menciona explícitamente que los samaritanos que
recibieron el Espíritu Santo hablaran en lenguas. No se proporciona ninguna
descripción de las señales de su experiencia. A pesar de la falta de una
descripción detallada, alguna señal tangible estuvo presente. El bautismo del
Espíritu fue un fenómeno tan notable que los creyentes y los inconversos lo
reconocieron inmediatamente como sobrenatural. Es lógico suponer que esta señal
fue el hablar en lenguas.
(1) A pesar de los milagros, el gozo, la creencia, y el bautismo en agua, todos
supieron que los samaritanos todavía no habían recibido el Espíritu. Felipe,
Pedro, y Juan todos esperaban una señal en particular y supieron que los samaritanos
no tenían el Espíritu debido a la ausencia de aquella señal.
(2) Todos supieron que los samaritanos recibieron el Espíritu en el momento que
Pedro y Juan les impusieron las manos. Para que todo el mundo pudiera percibir
esto con certeza debe haber habido una señal definida. Además, esta señal era
más que un sentimiento emocional, una confesión de fe, o un bautismo en agua,
puesto que todos estos ya habían ocurrido antes. Tampoco estaban buscando la
manifestación de algún milagro o de algún don espiritual, porque la gente ya
había sido sanada y los espíritus malignos ya habían sido echados fuera.
(3) Debe haber habido una señal definida y sobrenatural para que Simón el Mago
fuera suficientemente impresionado como para desearla. Aparentemente Simón quiso
comprar este milagro para usarlo en sus funciones mágicas. Deseaba el poder de
poner sus manos sobre la gente y experimentar una manifestación de aquella
señal milagrosa. Otra vez la señal era mucho más que una expresión de gozo, una
confesión de fe, o las alabanzas a Dios, porque todas estas señales podrían ser
fingidas con facilidad y ninguna de ellas impresionaría a un mago o a su
público escéptico. Además, esta señal impresionó a Simón de un modo en que no
le habían impresionado todos los otros milagros.
El Comentario el Púlpito reconoce la existencia de una señal: “Hay señales de
impartir el Espíritu por los apóstoles que parece que no entendemos totalmente,
porque este impartir del Espíritu difiere de cualquier otro impartir del
Espíritu del que hayamos tenido experiencia.” [5] Sigue diciendo, con respecto
a Hechos 8: “Estos puntos suponen que las indicaciones de la llegada del
Espíritu sobre los discípulos fueron como las que encontramos en el día de
Pentecostés. Había algún don de lenguas, o de predicación, o de oración —
alguna señal exterior que todos podían comprender.” [6] Por supuesto, en el
relato pentecostal solamente el hablar en lenguas sirvió como la señal exterior
del mismo bautismo del Espíritu. Ni la predicación ni la oración son una posibilidad,
puesto que ninguna de estas es una señal única o milagrosa y puesto que los
samaritanos ya habían observado ambas cosas.
Cuando comparamos la experiencia de los samaritanos con los otros relatos, es
obvio que la señal milagrosa acompañante fue el hablar en lenguas. De hecho,
Hoekema — quien no cree que el hablar en lenguas es para la iglesia de hoy —
llega a la misma conclusión. El declara, “Aunque no nos dice en unas cuantas
palabras que los samaritanos hablaron en lenguas. . . debe haber habido alguna
evidencia pública de que ellos recibieron el Espíritu. Entonces podemos
concordar con nuestros amigos Pentecostales en ese punto, que los samaritanos
probablemente hablaron en lenguas.” [7]
Pablo Habló en Lenguas
Hechos 9 indica que Pablo recibió el Espíritu pero no da ninguna descripción
del evento. Como resultado, el pasaje no menciona el hablar en lenguas. Sin
embargo, Pablo hablaba en lenguas frecuentemente, porque Él dijo más tarde,
“Doy gracias a Dios, que hablo en lenguas más que todos vosotros” (1 Corintios
14:18). Puesto que él enseñaba que el hablar en lenguas venía del Espíritu (1
Corintios 12:8-10), es consistente suponer que él habló en lenguas cuando
recibió el Espíritu, así como todos los demás.
Como en el relato de los efesios, el testimonio de Pablo demuestra que el
hablar en lenguas no fue un evento que ocurrió una sola vez en la iglesia
primitiva y que no se repitió. Pablo, un judío, habló en lenguas mucho tiempo
después de los judíos del día de Pentecostés, y seguía hablando en lenguas
durante sus devocionales y en su ministerio.
La Comparación Entre los Relatos del Libro de los Hechos
Hemos investigado todos los cinco casos anotados en las Escrituras que nos
hablan de la gente que recibió el Espíritu Santo. En tres de estos casos (el
día de Pentecostés, Cornelio, y los Efesios) los que recibieron el Espíritu
hablaron en lenguas inmediatamente. Un cuarto caso (Samaria) no describe
explícitamente ninguna manifestación externa en particular pero requiere
claramente de la presencia de una señal externa y milagrosa que se pudiera
identificar inmediatamente, y la mayoría de los comentaristas están de acuerdo
de que esa señal era el hablar en lenguas. En el quinto caso (Pablo) la Biblia
no da ninguna descripción del bautismo del Espíritu, pero revela más adelante
que Pablo habló en lenguas a lo largo de su vida cristiana.
¿Qué de otras posibles señales del bautismo del Espíritu? Hechos 2 anota un
sonido como de un viento y lenguas repartidas como de fuego, pero estas señales
precedieron al primer derramamiento del Espíritu y no se mencionan en ningún
otro relato. Hechos 8 no demuestra que todos los dones y milagros espirituales
fueron considerados como señales. Hechos 19 menciona la profecía, pero solo
después de mencionar el hablar en lenguas. Hechos 10 menciona el magnificar a
Dios (alabarle), pero eso no es una señal milagrosa. Lo que es más importante
es que identifica el hablar en lenguas como la única señal que es suficiente
para demostrar claramente que el Espíritu había sido dado. La siguiente
tabla resume esta comparación:
Tabla 8. El Bautismo del Espíritu y el Hablar en Lenguas
Pentecostés Samaria Pablo Cornelio Efesios
Un sonido como de un viento (llenó el cuarto) Señal pública y milagrosa (no
nombrada pero que evidentemente era el hablar en lenguas) No se da descripción Hablar
en Lenguas Hablar en Lenguas
Lenguas repartidas como de fuego (se asentaron sobre cada persona) Pablo como cristiano hablaba a menudo en
lenguas Magnificaron a Dios (alabanzas) Profecía (Probablemente alabanza o
testimonios inspirados)
Hablaron en Lenguas (cada uno fue lleno)
El hablar en lenguas es la única manifestación externa que aparece en más de un
relato y es la única que ocurre actualmente en un individuo que recibe el
bautismo del Espíritu. El Libro de Los Hechos enseña que una persona habla en
lenguas cuando recibe el Espíritu Santo. Entonces, el hablar en lenguas es la
señal inicial (la evidencia) de que alguien ha recibido el don (el bautismo)
del Espíritu Santo.
Otras Posibles Referencias
Quizás Jesús estuvo pensando acerca del hablar en lenguas cuando dijo, “El
viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido; mas ni sabes de dónde viene, ni
a dónde va; así es todo aquel que es nacido del Espíritu” (Juan 3:8).
El hablar en lenguas cumple por lo menos lo que dice Romanos 8:16, “El Espíritu
mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.”
Probablemente Pablo estuvo pensando en eso cuando escribió que confesar con la
boca al Señor Jesús es parte de la salvación (Romanos 10:9-10), porque nadie
puede confesar verdaderamente a Jesús como Señor sino por el Espíritu (1
Corintios 12:3).
¿Es Necesario Hablar en Lenguas?
El hablar en lenguas no salva. No obstante, la relación entre el bautismo del
Espíritu y el hablar en lenguas es semejante a la relación entre la fe y las
obras. Somos salvos por la fe, no por las obras, sin embargo las obras siempre
acompañan a la fe genuina. De la misma manera, el hablar en lenguas no nos
puede salvar, pero el bautismo del Espíritu produce el hablar en lenguas como
la señal inicial.
¿El hablar en lenguas acompaña siempre al bautismo del Espíritu? El Libro de
Los Hechos indica que así es. Describe al hablar en lenguas y a nada más como
la señal inicial asociada con la experiencia individual. El bautismo del
Espíritu sin el hablar en lenguas es un concepto que no es bíblico. La Biblia
ni discute aquella posibilidad. Siempre debemos esperar el hablar en lenguas
cuando alguien recibe el bautismo del Espíritu Santo.
Razones Para el Hablar en Lenguas
¿Por qué escogió Dios el hablar en lenguas como la señal inicial del bautismo
del Espíritu? Debemos comprender que Dios es soberano. Él puede establecer un
plan sin explicarnos sus razones a nosotros. Lo insensato de Dios es más sabio
que los hombres, y Dios a veces usa cosas que son raras, tontas, o despreciadas
ante los ojos de los hombres para lograr su voluntad (1 Corintios 1:25-29).
Unos ejemplos son el bautismo en agua para el perdón de los pecados y la
oración al Dios invisible.
Debemos aceptar el hablar en lenguas porque Dios escogió esta señal. Dios ha
usado históricamente señales externas y físicas para acompañar sus pactos para
con el hombre y las bendiciones prometidas bajo aquellos pactos. Unos ejemplos
son el arco iris a Noé y la circuncisión a Abraham.
Los seres humanos no inventaron el hablar en lenguas en una búsqueda
desesperada e incrédula de una señal tangible de la salvación. Dios mismo
ordenó el hablar en lenguas para la iglesia, y aceptamos su plan por la fe. El
hablar en lenguas no puede sustituir la fe en la vida del cristiano con Dios,
pero Dios da el hablar en lenguas como la confirmación de su fe (Marcos 16:17).
Habiendo dicho esto, podemos identificar varias razones del por qué Dios
escogió el hablar en lenguas como la señal inicial del bautismo del Espíritu.
(1) La lengua parece ser el miembro del cuerpo más difícil de domar. Es un
miembro pequeño, pero puede dirigir, controlar, y contaminar todo el cuerpo
(Santiago 3:2-6). “Ningún hombre puede domar la lengua, que es un mal que no
puede ser refrenado, llena de veneno mortal” (Santiago 3:8). Si un hombre no
puede dominar su lengua, su religión es vana, pero si puede dominar su lengua,
también puede controlar el cuerpo entero (Santiago 1:26; 3:2). Antes de que
alguien reciba el Espíritu Santo, debe rendir todo su ser a Dios, y el último
miembro en rendirse es la lengua. Al suceder esto, Dios entra y toma el mando
completo y así demuestra su señorío al usar al miembro más desobediente para su
gloria. Puesto que el cerebro domina el habla, esto significa que Dios ha
tomado el mando de nuestro centro de conciencia, razonamiento, y voluntad — en
resumen, el ser entero.
(2) El hablar en lenguas simboliza la unidad de la iglesia. Después del
diluvio, los seres humanos persistieron en desobedecer a Dios e intentaron
competir contra Dios al construir la Torre de Babel. Para detener sus malas
maquinaciones y esparcir la gente, Dios les dio muchos idiomas en lugar de uno
solo (Génesis 11:1-9). Empezando con el día de Pentecostés, Dios invirtió el
proceso tomando gente de muchas naciones y uniéndolas en una familia espiritual
por medio de la señal de hablar en lenguas. La iglesia contiene gente de toda
tribu, nación y lengua, pero todos son uno por medio del idioma del Espíritu.
El hablar en lenguas llega a ser el nuevo idioma asociado con la ciudadanía en
el reino de Dios.
(3) El hablar en lenguas es universal en aplicación, y una señal válida bajo
cualquier circunstancia. No obstante la nacionalidad, el idioma, o el lugar de
un pueblo, pueden reconocer el hablar en lenguas cuando sucede entre ellos.
(4) El hablar en lenguas da una certeza acerca de una experiencia con Dios, ya
que significa que uno ha recibido el bautismo del Espíritu en un cierto
momento. Si uno ha sido bautizado en el nombre de Jesús, ha recibido el
Espíritu Santo con la evidencia inicial de hablar en lenguas, y continúa
obedeciendo la Palabra de Dios, puede saber que es salvo.
Muchas iglesias niegan este papel comprobatorio, y como resultado sus miembros
luchan con la incertidumbre en cuanto a la salvación. Un escritor protestante
declaró, “Probablemente la mayoría de los cristianos tiene en algún momento de
su experiencia cristiana un problema con la certeza de su salvación. En algunos
casos la dificultad dura por años. . . . Muchos son los que pasan continuamente
al altar en busca de la certeza — y siempre se van sin encontrarla.” [8] Este
escritor también dijo, “Un cristiano puede saber intelectualmente, ‘Soy salvo’
y todavía ser atacado por el sentimiento, ‘No soy salvo.’” [9] Su solución es
esta: Si uno cree que Jesús es el Hijo de Dios y le ha pedido que entre en su
vida como Señor y Salvador, entonces debe ignorar todo los sentimientos y
reclamar la salvación. Reconocemos que la salvación no está basada en los
sentimientos humanos, pero sí debemos prestar atención a la convicción de Dios,
sobre todo si nuestra experiencia no se conforma al modelo bíblico.
Unos comentarios hechos por otro autor protestante demuestran el porqué a pesar
de la fórmula simplista que acabamos de presentar muchos miembros de la iglesia
todavía tienen dudas: “Es posible hacer una profesión pública de fe en Cristo y
bautizarse, y todavía no experimentar la salvación. Podría haber sido solamente
una creencia histórica sin un compromiso personal. Sus dudas pueden significar
que usted realmente necesita ser convertido.” [10] Por ejemplo, si un miembro
destacado de una iglesia que enseña la seguridad eterna incondicional empieza a
vivir en pecado abierto, la iglesia dirá que desde el principio él nunca tuvo
una conversión genuina. Esto hace que muchos se pregunten cómo pueden ellos
saber si su propia conversión es genuina.
El escritor al que acabamos de citar encuestaba a menudo a estudiantes de un
seminario para determinar cuántos de ellos hicieron en algún momento una
confesión pública de fe, después se convencieron que no fueron salvos, y
entonces tuvieron una segunda experiencia que creían era una conversión
genuina. Él encontró que, por lo general, el veinte por ciento se hallaba en
esta categoría. Su conclusión: “Esto probablemente es representativo de la
mayoría de nuestras iglesias. Algunos de nuestros miembros luchan con dudas y
concluyen que no han sido verdaderamente convertidos. Esto puede ser verdad en
usted.” [11] La solución (según él): Deje los pecados, invite a Cristo a entrar
en su corazón como su Salvador y Señor, y crea en Él. Estas instrucciones están
bien, pero de algún modo deben ser aplicadas espiritualmente y no sólo
intelectualmente. El Señor proporciona evidencia objetiva de una plena
dedicación a Él y es que cuando uno se arrepiente de sus pecados y cree en
Jesús según las Escrituras, recibirá el Espíritu Santo y hablará en lenguas.
No es Una Señal de la Presencia Permanente del Espíritu
Hablar en lenguas es la señal inicial de recibir el Espíritu, pero el hablar en
lenguas por sí solo no comprueba la morada permanente del Espíritu en el
creyente. Existen muchas evidencias más importantes de la morada permanente del
Espíritu, como el fruto del Espíritu (Gálatas 5:22-23). En particular, el amor
es la última prueba verdadera del discipulado (Juan 13:34-35). El verdadero
hijo de Dios amará a Dios, obedecerá sus mandamientos, andará en el Espíritu, y
será guiado por el Espíritu (1 Juan 2:3-5; Romanos 8:4, 14). En ausencia de
estas características, el hablar en lenguas no garantiza que el Espíritu mora
en alguien y controla su vida.
Después de que alguien ha recibido el Espíritu Santo, una capacidad incesante
de hablar en lenguas indica solamente que él tiene fe para ese don específico y
puede rendirse a Dios para ese propósito en particular. Aun puede llegar a
creer en falsas doctrinas, comenzar a vivir de nuevo una vida pecaminosa, o
rechazar la dirección de Dios en otras áreas de su vida. Para ser salvos
debemos adherirnos permanentemente a la doctrina bíblica, obedecer las
instrucciones bíblicas, y someternos al Espíritu de Dios.
Alguien puede tener la capacidad de hablar en lenguas y aún no estar listo para
encontrarse con Dios, porque Dios siempre honrará la fe en una cierta porción
de su Palabra a pesar de que exista una falta de sumisión en otras áreas. Esto
explica por qué Dios contesta las oraciones de los pecadores, llena a alguna
gente con el Espíritu Santo antes de que sea bautizada en el nombre de Jesús, y
hace milagros cuando predican algunos hipócritas. Muchos experimentan milagros
y predican en el nombre de Jesús pero no son salvos porque no siguen la Palabra
y la voluntad de Dios (Mateo 7:21-27).
Romanos 11:29 dice, “Porque irrevocables son los dones y el llamamiento de
Dios.” Aunque este versículo se encuentra en otro contexto, quizás enseña un
principio con una aplicación general: una vez que Dios da un don espiritual, Él
nunca lo revoca completamente. Aun si el que lo recibe se aparta de Dios o
abusa del don, parece que Dios deja una porción para animar al reincidente a
arrepentirse.
También es posible que la mente humana o el espíritu humano pueda “aprender” a
hablar en lenguas. Cuando Dios permite que alguien hable en lenguas, aparentemente
Dios pone las palabras en su cerebro. Dios dirige el habla pero lo hace usando
el aparato físico de aquella persona y esto incluye las células del cerebro,
los nervios, la laringe, la boca, y la lengua. Es posible, entonces, que el
cerebro pueda guardar estas palabras así como guarda otra información. La
próxima vez que Dios se mueva en el individuo, puede dar nuevas palabras o
puede activar las palabras que existen en la memoria. Esto podría explicar
porque algunos repiten las mismas frases cuando el Espíritu se mueve en ellos.
Es posible que por un período de tiempo el cerebro por su propia cuenta pueda
subconscientemente “aprender” a activar esta combinación de palabras. En ese
caso, aun sin el mover del Espíritu, la persona podría proferir palabras que le
fueron dadas una vez por el Espíritu. Esto explicaría cómo algunas personas
pueden “hablar en lenguas” en cualquier momento aun sin el mover del Espíritu o
aun después de que el Espíritu haya dejado sus vidas.
Además, no debemos pasar por alto la posibilidad de imitaciones o de lenguas
falsas por los hombres o incluso de lenguas falsas causadas por el poder de
Satanás. Satanás tiene el poder de hacer muchos milagros, y él a menudo trata
de imitar la obra de Dios (Éxodo 7:10-12; Apocalipsis 13:2, 11-15). Algunos
incrédulos o apóstatas pueden “hablar en lenguas” por el poder de Satanás. Por
supuesto, la existencia de lenguas falsas producidas por los espíritus de los
hombres o por los demonios no destruye la realidad de las lenguas bíblicas
dadas por el Espíritu de Dios.
Después del Bautismo del Espíritu
La Biblia no enseña que el hablar en lenguas sea una señal necesaria después
del bautismo inicial del Espíritu. Tal como el hablar frecuentemente en lenguas
no significa necesariamente la espiritualidad, una falta de hacerlo no
significa necesariamente la falta de espiritualidad. El hablar en lenguas no
juega ningún papel comprobatorio sino quizá como algo que hace recordar y que
confirma la experiencia anterior. Por supuesto, Pablo habló en lenguas
frecuentemente (1 Corintios 14:18), y por lo general los que reciben el
Espíritu hablan en lenguas de nuevo y de nuevo a lo largo de sus vidas.
El don de lenguas es uno de los dones que están puestos a disposición de los
que tienen el Espíritu (1 Corintios 12:8-10). Primera de Corintios 12:30 da a
entender que no todos siguen hablando en lenguas como una costumbre, aunque en
realidad este pasaje probablemente se refiere principalmente a los mensajes
públicos.
Alguien que está lleno del Espíritu pero que no sigue hablando en lenguas no es
menos cristiano a causa de esto. Sin embargo, si alguien buscara el don de
lenguas, ejerciera la fe, y se rindiera al Espíritu así como lo hizo en la
experiencia inicial, puede de nuevo hablar en lenguas.
Puesto que el hablar en lenguas es para la edificación particular, creemos que
Dios desea que el creyente busque y use el don de lenguas. Una vez que este don
ha sido recibido, una falta de uso puede indicar que alguien se está apartando
de Dios. El don de lenguas está puesto a disposición de todos los que están
llenos del Espíritu y que lo piden en oración persistentemente y con fe (Mateo
7:7-11; 21:22; Juan 14:12-14; 1 Corintios 12:31).
El Don de Lenguas
En 1 Corintios 12-14, Pablo habló del don de lenguas. El escribió este libro a
creyentes salvos, los cuales habían sido todos bautizados con el Espíritu, y
por consiguiente todos habían hablado en lenguas (1 Corintios 1:2; 12:13). Su
propósito era el de instruirlos en el uso del don de lenguas, particularmente en
las reuniones públicas. Puesto que estos tres capítulos son tan importantes
para la iglesia del día de hoy en cualquier discusión sobre las lenguas,
permítanos resumir los puntos principales con relación a este asunto.
1. Corintios 12
Versículo 1: Aquí el propósito de Pablo es el de enseñar acerca de los dones
espirituales.
Versículo 2: Los corintios habían sido totalmente ignorantes de las cosas
espirituales antes de su conversión.
Versículo 3: El Espíritu siempre exaltará a Jesús. Nadie puede entender que
Jesús es el Señor sino por la iluminación del Espíritu, y nadie puede tener a
Jesús como el Señor de su vida sino por medio del poder del Espíritu.
Versículos 4-11: Hay muchos dones espirituales, pero todos vienen del Espíritu
de Dios para el beneficio de la iglesia. Pablo nombró nueve dones: palabra de
sabiduría, palabra de ciencia, fe, dones de sanidades, el obrar milagros,
profecía, discernimiento de espíritus, diversos géneros de lenguas, e
interpretación de lenguas.
Versículos 12-27: Los creyentes renacidos son todos miembros de un cuerpo, el
cuerpo de Cristo. Somos bautizados en un cuerpo por un solo Espíritu de Dios.
Versículos 28-30: Dios ha dado funciones diferentes a los distintos miembros
del cuerpo. Pablo nombró ocho oficios y dones que Dios ha puesto en la iglesia:
apóstoles, profetas, maestros, los que hacen milagros, los que sanan, los que
ayudan, los que administran y los que tienen don de lenguas. No todos tienen estos
oficios públicos ni ejercen estos dones públicos.
Versículo 31: Debemos desear sinceramente los mejores dones. Sin embargo, hay
algo más grande y de mayor importancia que los dones espirituales.
1. Corintios 13
Ninguno de los dones espirituales tiene valor sin el amor. El hablar en lenguas
(sean de origen humano o angélico) es inútil sin el amor. Cuando llegue la
perfección al mundo, se acabará la profecía, cesarán las lenguas, se acabará la
ciencia, pero el amor permanecerá para siempre. Hay tres cosas grandes en este
mundo — la fe, la esperanza, y el amor — pero la mayor de estas es el amor.
1. Corintios 14
Versículo 1: Debemos seguir el amor pero también debemos procurar los dones
espirituales, particularmente el don de la profecía.
Versículos 2-4: El hablar en lenguas edifica (beneficia) al que habla en
lenguas, pero la profecía (la palabra inspirada en una lengua conocida por
todos) edifica a otros.
Versículo 5: Pablo quería que todos hablaran en lenguas, pero quería más que
profetizaran. En la iglesia (la reunión pública de creyentes), la profecía es
más importante que el hablar en lenguas, a menos que las lenguas sean
interpretadas.
Versículo 6-11: Sin una interpretación, un mensaje público en lenguas no
edifica a la iglesia.
Versículos 12-14: Debemos procurar abundar en los dones espirituales para la
edificación de toda la iglesia. Específicamente, si alguien da un mensaje
público en lenguas, debemos orar por la interpretación.
Versículos 15-19: Pablo personalmente oraba y cantaba tanto en el espíritu (es
decir, en lenguas) como en un idioma comprensible. Una oración pública y
representativa debe hacerse en el idioma de los oyentes. Pablo personalmente
hablaba en lenguas más que cualquiera de los corintios, pero en la iglesia (las
reuniones públicas) hablaba en un idioma conocido con el fin de enseñar a
otros.
Versículo 20: Debemos ser lo suficientemente maduros como para poder comprender
cuándo el don de lenguas es apropiado y cuando no es apropiado.
Versículos 21-22: El hablar en lenguas es una señal para los incrédulos,
mientras que la profecía ayuda a los creyentes. En otras palabras, el hablar en
lenguas atraerá la atención e inspirará la fe, pero posteriormente la
instrucción real debe hacerse en un idioma conocido.
Versículos 23-25: Si en la iglesia todos hablan continuamente en lenguas, los
observadores creerán que los que hablan son dementes. Sin embargo, si todos
profetizan en un idioma conocido, pueden guiar a los oyentes hacia Dios. Aunque
el hablar en lenguas atraerá inicialmente la atención de los incrédulos, no los
beneficiará si todo el culto se dedica a hablar en lenguas.
Versículos 26-31: Un resumen para las reuniones públicas. Un culto normal puede
y debe incluir salmos (los cantos), doctrina, el hablar en lenguas, las revelaciones
(las verdades espirituales en una lengua conocida), y la interpretación de
lenguas. Todo esto debe ser para el beneficio de todos.
Unas pautas para implementar este principio son: (1) Que haya dos o a lo más
tres mensajes públicos en lenguas. (2) Que se haga esto por turno en vez de
hablar todos a la vez. (3) Que se deje que alguien interprete cada mensaje. (4)
Si no hay interpretación, el que habla en lenguas debe dejar de dar los
mensajes públicamente aunque lo que sí puede es hablar en lenguas en voz baja
para su propio beneficio. (5) Que haya dos o a lo más tres mensajes de
profecía. (6) Los oyentes mismos deben juzgar si el mensaje es de Dios. (7) Que
la profecía sea por turno y así todos pueden profetizar.
Versículos 32-33: El don de profecía está sujeto a los que lo ejercen. Dios
desea que todos los dones se ejerzan en la iglesia de una manera ordenada.
Versículos 34-35: En la iglesia, las mujeres no deben interrumpir el culto para
hacer preguntas en voz alta, sino deben preguntarles a sus maridos en casa.
(Por supuesto, las mujeres pueden profetizar en la iglesia, 1 Corintios 11:5-6
y 14:31).
Versículos 36-38: Que todos reconozcan que estas pautas son de Dios.
Versículo 39: Todos deben procurar profetizar y nadie debe prohibir el hablar
en lenguas.
Versículo 40: Debemos hacer todo decentemente y con orden.
Conclusiones Acerca de 1. Corintios 12-14
(1) El hablar en lenguas es una parte normal de la iglesia neotestamentaria.
Pablo hablaba en lenguas, animaba a otros creyentes a hacer lo mismo, dio
instrucciones para el uso apropiado de las lenguas, y mandó que la iglesia no
prohibiera el hablar en lenguas.
(2) El hablar en lenguas es el mismo fenómeno tanto en 1 Corintios como en
Hechos. En ambos libros se usa la misma palabra griega. Pablo hablaba de
idiomas literales, como en Hechos 2, y no de galimatías incoherentes e
ininteligibles (1 Corintios 13:1).
(3) En Hechos, el hablar en lenguas es la señal inicial del bautismo del
Espíritu, pero en 1 Corintios aprendemos que el hablar en lenguas tiene dos
propósitos adicionales. Específicamente, el hablar en lenguas tiene el valor
continuo de la edificación del individuo en su devoción personal y de la
edificación de la iglesia cuando hay interpretación.
(4) Un mensaje público en lenguas tiene poco beneficio a menos que sea
interpretado.
(5) El hablar en lenguas es de mucho beneficio en la devoción personal.
¿Cómo Ocurre el Hablar en lenguas?
La forma genuina y bíblica de hablar en lenguas sólo viene según como el
Espíritu de Dios dé el habla (Hechos 2:4). Si uno desea hablar en lenguas,
primeramente tiene que recibir el Espíritu Santo. No se debe empezar por buscar
hablar en lenguas, porque el hablar en lenguas por sí solo no es muy
importante. El hablar en lenguas ocurrirá automáticamente cuando alguien recibe
el Espíritu, aunque sepa poco o nada sobre la evidencia de las lenguas.
Por supuesto, si uno no conoce el fenómeno del hablar en lenguas, puede
inconscientemente refrenar el hablar. En tal caso, la persona que está orando
para recibir el Bautismo del Espíritu Santo debe ser exhortada a relajarse y a
rendirse totalmente al Espíritu de Dios, pero en ningún caso debe ser
“enseñada” a hablar en lenguas. Es erróneo y no es bíblico exhortarle a formar
galimatías o a repetir sílabas desconocidas. Esto trata de producir el hablar
en lenguas sin el Espíritu, y cualquier “hablar en lenguas” no inspirado por el
Espíritu es balbuceo vano. Alguien que no ha recibido el Espíritu no debe
preocuparse demasiado por lo de las lenguas sino que debe concentrarse en
arrepentirse y creer en Dios para recibir el Espíritu.
Alguien que ha recibido el Espíritu puede y debe buscar el don de lenguas como
una parte regular de su vida, pero también debe reconocer que no todos ejercen
el don público (1 Corintios 12:28-30). Es mucho más importante llevar el fruto
del Espíritu y vivir una vida llena del Espíritu que cultivar el hablar en
lenguas. Por supuesto, el cristiano maduro tiene tanto el fruto como los dones
del Espíritu.
Algunas Objeciones
Hoy en día mucha gente levanta algunas objeciones contra el hablar en lenguas.
Presentamos aquí un análisis de las más prominentes, como son parafraseadas en
el libro del profesor protestante Anthony Hoekema, ¿Qué del Hablar en Lenguas?
[12]
(1) “La Biblia no enseña que cada creyente debe buscar el bautismo del Espíritu
después de su conversión.” Esta objeción se refiere a muchos grupos
“pentecostales,” pero no a la doctrina presentada en este libro. El bautismo
del Espíritu es parte de la conversión, pero el hablar en lenguas siempre lo
acompaña.
(2) “El Pentecostalismo implica una subordinación no bíblica de Cristo al
Espíritu Santo.” Otra vez, esto no es aplicable. Creemos que el Espíritu Santo
es el Espíritu de Cristo. Recibimos a Cristo cuando recibimos el Espíritu. De
manera que la doctrina del bautismo del Espíritu magnifica a Jesucristo sobre
todo.
(3) “El Pentecostalismo tiende a crear dos niveles de cristianos: los que han
recibido el bautismo del Espíritu y los que no lo han recibido.” Esto tampoco
es aplicable a nosotros. Puesto que el bautismo del Espíritu es parte de la
conversión, esto lo que hace es distinguir a los verdaderos cristianos
apostólicos de todos los demás.
(4) “El Pentecostalismo implica que desde el fin del primer siglo hasta el
principio del vigésimo, la iglesia no ha tenido la plenitud de la verdad.” El
capítulo 11 mostrará que el hablar en lenguas ha existido a lo largo de la
historia de la iglesia. De todos modos, la historia y la tradición no pueden
contra las Escrituras. El pecado del hombre, la rebelión, el error, y la
ignorancia pueden afectar drásticamente la historia del pueblo de Dios,
pero esto no significa que es la voluntad de Dios. La recaída de Israel y el
cautiverio subsiguiente no significa que Dios deseaba esto desde el principio.
Actualmente, todo el protestantismo se basa en la creencia de que durante
siglos la iglesia visible descartó muchas verdades esenciales del evangelio.
(5) “Una bendición espiritual no tiene que ser atestiguada por un fenómeno
físico.” Podemos aceptar esta declaración, pero esto no impide que Dios designe
un fenómeno físico si Él desea hacerlo, y en el caso del bautismo del Espíritu,
Él ha escogido hacerlo. La Biblia describe el hablar en lenguas como la
evidencia del bautismo del Espíritu (Hechos 10:46) y como una “señal” (1
Corintios 14:22).
A menudo, Dios escoge una señal física para acompañar una obra espiritual. El
bautismo en agua consiste tanto de una bendición espiritual (el perdón de los
pecados) como de una manifestación física, la cual es una parte necesaria del
bautismo (la ceremonia exterior).
Otros ejemplos que combinan una bendición espiritual con una manifestación
física son la oración, el ungir a los enfermos, la ordenación, la cena del
Señor, la santidad de la vida, y la Segunda Venida. El fruto del Espíritu es a
largo plazo la evidencia del bautismo del Espíritu, pero esto no le prohíbe a
Dios establecer una señal física inicial.
(6) “No se puede comprobar que los milagros son para la iglesia del día de
hoy.” A continuación hablaremos acerca de esta objeción con todas sus
variaciones.
Los Milagros Existen Hoy en Día
Hoy en día, el argumento más popular contra el hablar en lenguas es que los
días de los milagros han pasado. El Capítulo 8 estableció que el bautismo del
Espíritu Santo es para la gente de nuestro día, de modo que es lógico que el
hablar en lenguas también es para la gente del día de hoy. A continuación
analizamos cada variante del argumento de que los milagros, y específicamente
el hablar en lenguas, ya no ocurren.
(1) “Los milagros eran solamente para los apóstoles.” Podemos refutar esta
declaración fácilmente al usar los ejemplos de los 120 en el día de
Pentecostés, de Cornelio, y de los Efesios, todos los cuales hablaron en
lenguas. Esteban y Felipe quienes no eran de los Doce también hicieron muchos
milagros (Hechos 6:8; 8:6-7).
(2) “Solamente los apóstoles o los que fueron comisionados por ellos (por la
imposición de manos) podían hacer o recibir un milagro.” Esta modificación
ideada con el fin de explicar los ejemplos que acabamos de citar siempre falla.
Ananías oró por Pablo y éste recibió la vista (Hechos 9:17-18), pero no hay
absolutamente nada que indique que Ananías recibió una comisión especial de los
Doce. Pablo y Bernabé no eran de los Doce ni fueron comisionados por ellos,
pero Dios hizo muchos milagros en sus ministerios (Hechos 14:3).
El Nuevo Testamento promete los milagros a todos los creyentes sin restricción
ni discriminación. Jesús prometió que todos los creyentes podrían hablar en
lenguas y también hacer otros milagros (Marcos 16:17-18). Todos los creyentes
pueden recibir respuestas a sus oraciones, incluso milagros (Mateo 21:22;
Marcos 11:22-24; Juan 14:12-14; 15:7). Los ancianos locales pueden orar con
éxito por los santos para la sanidad divina y todos los santos pueden orar los
unos por los otros para su sanidad (Santiago 5:14-16). Los milagros y el hablar
en lenguas son dones de Dios para toda la iglesia (1 Corintios 12:8-10, 28).
(3) “Los milagros eran solamente para los días de los apóstoles.” Los pasajes
que acabamos de citar desacreditan esta declaración, porque ninguno especifica
una limitación de tiempo. Al contrario, cada uno fue dado a todos los creyentes
o a toda la iglesia sin ninguna restricción con relación al tiempo. Pablo
escribió 1 Corintios para toda la iglesia de todo las edades y la dirige “A la
iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados en Jesucristo, llamados
a ser santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro
Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro” (1 Corintios 1:2). Él expresó la
confianza que “nada os falta en ningún don, esperando la manifestación de
nuestro Señor Jesucristo” (1 Corintios 1:7). Ese libro habla de los dones del
Espíritu y esto incluye los dones de sanidades, el hacer milagros, y diversos
géneros de lenguas (1 Corintios 12:8-10), de manera que Pablo claramente
esperaba que la iglesia retuviera todos los dones espirituales y los usara
correctamente hasta el retorno de Cristo.
Todos están de acuerdo de que la Gran Comisión pertenece a la iglesia del día
de hoy, y por lo tanto la Iglesia de hoy también debe cumplirla. La iglesia
primitiva la cumplió: “Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes,
ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían”
(Marcos 16:20); “Testificando Dios juntamente con ellos, con señales y
prodigios y diversos milagros, y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad”
(Hebreos 2:4). Si tenemos al mismo Señor, la misma comisión, el mismo
evangelio, la misma fe, y el mismo mundo necesitado, ciertamente tendremos las
mismas señales acompañando y confirmando nuestro mensaje.
El Hablar en Lenguas no ha Cesado
Primera de Corintios 13:8-10 dice, “El amor nunca deja de ser; pero las
profecías se acabarán, y cesarán las lenguas, y la ciencia acabará. Porque en
parte conocemos, y en parte profetizamos; mas cuando venga lo perfecto,
entonces lo que es en parte se acabará.” Algunos usan este pasaje para enseñar
que el hablar en lenguas ha cesado y dicen que “lo perfecto” es el Nuevo
Testamento completado. Este argumento falla por varias razones:
(1) Los dones espirituales, incluyendo el hablar en lenguas, morarán en la iglesia
hasta la segunda venida de Jesucristo (1 Corintios 1:2, 7).
(2) Siendo así, es lógico identificar “lo perfecto” con Jesucristo o, más
específicamente, con la Segunda Venida de Jesucristo. La palabra griega que fue
traducida como “perfecto” es teleion, que es el neutro singular; en cambio, el
idioma griego siempre se refiere a las Escrituras en el plural femenino.
(3) Según el versículo 8, cuando cesen la profecía y la ciencia, también cesará
el hablar en lenguas. La profecía incluye la predicación inspirada, las
alabanzas inspiradas, y el testimonio inspirado. Obviamente, la iglesia todavía
tiene la profecía y la ciencia.
(4) La Biblia y los milagros no tienen papeles intercambiables. La Biblia
presenta la Palabra de Dios en forma escrita, pero Dios siempre usa los
milagros, las señales, y los dones espirituales para confirmar la Palabra
(Marcos 16:20; Hebreos 2:4).
(5) En 1 Corintios 13:11-13, Pablo comparó los niveles de crecimiento
espiritual al crecimiento físico y mental, pero no clasificó el hablar en
lenguas como infantil. El comparó nuestro conocimiento parcial con el
conocimiento perfecto que tendremos cuando Cristo vuelva. Si ya hemos alcanzado
la última fase, esto significa que somos más maduros de lo que era Pablo,
porque él murió antes de completarse el Nuevo Testamento. Si el hablar en
lenguas es infantil, Pablo nunca dejó la fase infantil, porque hablaba
continuamente en lenguas (1 Corintios 14:1-8).
(6) El Nuevo Testamento es la Palabra de Dios, pero hasta ahora no somos
perfectos, ni el mundo es perfecto. La perfección sólo vendrá después del la
venida de Cristo.
(7) Es difícil ver cómo el fin de la compilación del Nuevo Testamento podría
frenar el hablar en lenguas, la profecía, y la ciencia. ¿Cesó el hablar en
lenguas inmediatamente después de que Juan escribió “Amén” en el Libro de
Apocalipsis? ¿Ha Dejado toda persona de hablar en lenguas al leer por primera
vez todo el Nuevo Testamento?
¿Se Puede Recibir el Espíritu Santo sin Hablar en Lenguas?
Previamente, analizamos todos los cinco relatos bíblicos acerca del bautismo
del Espíritu y concluimos que en cada caso el hablar en lenguas estuvo
presente. Muchos otros pasajes describen a los creyentes como “llenos del
Espíritu” sin mencionar el hablar en lenguas, pero ellos se refieren a la gente
que ya había sido bautizada con el Espíritu. El hablar en lenguas no acompaña
necesariamente a todas las subsiguientes experiencias con Dios después del
bautismo inicial.
Algunos relatos de conversiones en el Libro de Los Hechos no mencionan específicamente
el hablar en lenguas. El propósito del Libro de los Hechos es el de describir
en detalle algunas conversiones representativas y después mencionar brevemente
otras conversiones. Tres pasajes muy importantes describen el hablar en lenguas
y estos relatos detallados fijan el modelo para los relatos generales y no al
revés. Ningún argumento del silencio puede derrotar ni borrar estos testimonios
explícitos.
No es extraño que no se mencione más el hablar en lenguas. Las cosas
importantes son el arrepentimiento, la fe, y recibir el Espíritu. El hablar en
lenguas simplemente acompaña el bautismo del Espíritu y no tiene ninguna
importancia aparte de esta experiencia. Apropiadamente, la Biblia pone más
énfasis en creer y recibir el Espíritu y esto nos hace saber justamente lo
suficiente para no enfatizar demasiado en el hablar en lenguas.
En los Comentarios Tyndale del Nuevo Testamento, la discusión acerca del hablar
en lenguas en la conversión de Cornelio (Hechos 10:45-46) hace una concesión
que es asombrosa para una obra que no es pentecostal: “No podemos decir con
toda seguridad si el don de lenguas era el acompañamiento inevitable de la
venida del Espíritu.” [13] En otras palabras, admite que, según la evidencia
bíblica, puede ser que el hablar en lenguas siempre acompañaba el derramamiento
del Espíritu en la iglesia apostólica. Trata de evitar esta conclusión por
medio de dos hechos: (1) El hablar en lenguas no se menciona frecuentemente en
Hechos. (2) En 1 Corintios Pablo indica que no todos los miembros de la iglesia
tenían el don de lenguas.
Se explica el primer hecho de la siguiente manera: esto es porque la Biblia
enfatiza el bautismo del Espíritu sin poner demasiado énfasis solamente en el
hablar en lenguas. Con respecto al segundo hecho, Pablo no estaba tocando el
tema del hablar en lenguas durante el bautismo inicial del Espíritu (que todos
habían recibido). Más bien, él dijo de manera implícita que no todos los
creyentes que habían sido llenos del Espíritu Santo ejercieron el subsiguiente don
de lenguas, particularmente en el sentido de dar mensajes públicos en lenguas.
Conclusión
Estamos de acuerdo con algunos puntos de El Comentario el Púlpito, que son: (1)
El hablar en lenguas significa la pronunciación milagrosa de un idioma
extranjero que le es desconocido al que habla. (2) No es el don de un idioma
extranjero para propósitos misioneros. (3) Es un idioma verdadero y no
galimatías. (4) Puede ser un idioma celestial o humano. (5) En Corinto, el
hablar en lenguas era el hablar idiomas reales. (6) El hablar en lenguas es un
símbolo de la unidad que la iglesia tiene en Jesucristo. [14]
En conclusión presentamos tres funciones que ejerce el hablar en lenguas dentro
de la iglesia neotestamentaria:
(1) El hablar en lenguas es la señal inicial del bautismo del Espíritu Santo
(Hechos 2:4; 10:46; 19:6). Esto debe ser distinguido del propósito del “don de
lenguas,” que Dios concede de manera posterior a la conversión de los creyentes
que son llenos del Espíritu.
(2) Alguien que ha sido lleno del Espíritu puede ejercer el don de lenguas en
sus devociones personales (sean privadas o congregacionales) para su propia
edificación personal (1 Corintios 12:8-10; 14:1-5, 14-18, 23, 28).
(3) Alguien que ha sido lleno del Espíritu puede ejercer el don de lenguas para
la edificación de la asamblea local. Esto ocurre cuando un mensaje público en
lenguas es dado y es interpretado (1 Corintios 12:8-10, 28-30; 14:5, 12-13,
27-28).
Si entendemos lo que significa el hablar en lenguas y los propósitos por los
cuales se nos ha dado, podemos entender correctamente todas las enseñanzas de
las Escrituras acerca del asunto y podemos armonizarlas. El hablar en lenguas
es una parte normal de la experiencia del creyente con Dios, de la devoción
personal del creyente, y de las reuniones públicas de la iglesia. Sobre todo,
debemos esperar que alguien hable en lenguas cuando recibe por primera vez en
su vida el Espíritu Santo.
Referencias
[1] Vine, pág., 1165.
[2] Norman Geisler y William Nix, Una Introducción General a la Biblia
(Chicago: Moody Publishing House, 1968), págs. 270-74, 372; David Otis Fuller,
ed., ¿Cuál Biblia? (Grand Rapids: Grand Rapids International Publications,
1975), págs. 168-69. Para una discusión más extensa, véase David Otis Fuller,
ed., ¿Falso o Genuino? ¿Marcos 16? ¿Juan 8? (Grand Rapids: Grand Rapids
Internacional Publications, 1975).
[3] El Comentario el Púlpito, XVIII (Hechos), 336.
[4] Vine, pág., 903.
[5] El Comentario el Púlpito, XVIII (Hechos), 279-80.
[6] Ibídem
[7] Hoekema, ¿Qué del Hablar en Lenguas?, pág. 70.
[8] Charles Salomón, “Rincón del Consejero,” Fulness, el 1980 de
noviembre-diciembre, págs. 30-31.
[9] Ibídem
[10] James Eaves, “Pasos a Una Seguridad Bendita”, Fulness, el 1980 de
noviembre-diciembre, pág., 12.
[11] Ibídem
[12] Hoekema, ¿Qué del Hablar en Lenguas?, págs. 103-23.
[13] Howard Marshall, Los Hechos de Los Apóstoles, Tomo V, Los Comentarios
Tyndale del Nuevo Testamento, (Grand Rapids: Eerdmans, 1980), pág. 194.
[14] El Comentario el Púlpito, XVIII (Hechos), págs. 48-50.